La Pavlova es un postre hecho con una base de merengue; y fue llamado así en honor de Anna Pávlova; una famosa bailarina de ballet rusa del siglo XIX. Este sutil pastel es crujiente por fuera y muy cremoso por dentro; cualidades que lo vinculan como la tarta ideal para una boda elegante. En esta oportunidad, te revelaremos los secretos de esta delicia de la dulcería Neozelandesa.
La pavlova necesita muy pocos ingredientes: claras de huevo, azúcar, una cucharadita de vinagre y una más de almidón de maíz. El enigma de este dulce radica realizar un merengue francés, con un ligero toque de almidón. Lo ideal es verter la mezcla en forma de nido, para luego llevar al horno hasta que tenga una consistencia crujiente.
Una vez que el merengue esté fresco, prepara crema batida o nata y procede a distribuirla de forma decorativa, sobre el centro del merengue. Agrégale frutas como por ejemplo: bayas, cerezas, albaricoques, mangos o duraznos. Lo más conveniente es que las frutas hagan contraste con la nata y el merengue.
Este autentico postre es liviano, blanco y delicado; ideal para celebrar una boda en plena temporada de verano. Sería muy apropiado, ofrecer un gran pastel de diversos niveles, usando pavlovas en cada uno de sus pisos, o también uno en dimensiones grandes, que se asemeje a un sutil canasto cargado de frutas con sirope y flores.
Existen muchas versiones de la pavlova, ya que la receta se ha expandido por todo el mundo; sin embargo, aún se mantiene su dulce esencia. El tamaño del merengue ha evolucionado, ahora podrás encontrar minis pavlovas, algunas con forma de corazón o pequeños discos que se convierten en los perfectos aperitivos para una sofisticada mesa de dulces.